08 enero 2015

Estoy triste...



Sí, estoy triste porque no me caben en la cabeza ciertas cosas...

Las posiciones radicales, sean de la clase que sean, me agobian. Pero quizás, las que tienen que ver con la religión, con el concepto íntimo de la persona como ser trascendental son las peores de todas porque quedan grabadas de forma indeleble en el alma. Pensar que alguien es mejor que alguien por el simple hecho de creer en esto o aquello, que la justicia o la libertad personales tienen que ver sólo con nuestras creencias y que el que no piensa como nosotros debe incluso desaparecer de la faz de la tierra es tan inhumano que no merece el perdón del propio Hombre. La Humanidad no se merece esta tara en su devenir por el mundo.

Y sí, un tanto indignada también...

Una cosa tengo clara, la Humanidad no puede avanzar con esos guiñapos de barbarie visceral. Quizás nos falte convicción para defender al ser humano en su integridad y ya no marginar sino desechar cualquier sentimiento de violencia contra el Hombre y apartar de cualquier religión, de cualquier persona las ideas fanáticas de ser los únicos y absolutos poseedores de la Verdad. En mi opinión, deberíamos rechazar, sin concesión alguna, cualquier terrorismo discriminatorio y asesino.