08 enero 2013

Terapia




Sí, voy al masajista. Suelo ir una vez al mes más o menos, porque me sienta bien y porque me gusta.

Hace unos meses me presté para que practicara, por primera vez conmigo, una nueva técnica que decía era diferente y la verdad, me gustó mucho.Ya he tenido varias sesiones de Terapia Craneosacral con él y son una pasada.

Cada una es diferente de otra, ya que depende mayormente de cómo reaccione tu cuerpo en ese momento. 

Me gusta todo; el ambiente oscuro, muy oscuro, la música que en su mayoría es oriental (tibetana) o con  sonidos naturales como los del mar, la lluvia, el viento...

Acostada boca arriba sobre la camilla, con los ojos cerrados y completamente relajada, él sitúa sus manos rodeando mis tobillos muy suavemente y así, en cuestión de pocos minutos comienzo a sentir un calor que sube desde mis piernas hasta el resto de mi cuerpo. 

Al cabo de una media hora, donde yo expreso lo que voy sintiendo, me va soltando poco a poco los tobillos y cambia, viene entonces hacia mi cabeza y la sujeta envolviéndola con sus manos, colocando sus dedos desde mi nuca pero sin presionar. 

Es una sensación muy dulce y placentera, tanto que ha llegado un momento en que, cómo hoy por ejemplo, no he sabido si me estaba sujetando o no. He entrado en una fase de relajación total. Me he sentido flotar.

He perdido el limite de mis extremidades. Por un instante, mi cuerpo no era mi cuerpo, era un mar donde las  olas con sus ondulaciones recorrían desde mis pies hasta mi cara, un mar luminoso, azul neón, muy denso y transparente. He llegado a un punto de éxtasis tal, que sin darme cuenta he empezado a llorar. 

Ha sido algo muy especial. 


2 comentarios:

  1. Uffffffffffff...uno de esos necesito yo urgentemente.A ver si aprendes a hacerlos y me lo haces tu :)
    Besitos

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  2. dilo,dilo...no te cortes en tu propio blog...ja,ja,ja
    Un besin

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