16 diciembre 2018

Ayer



Sabes...

Yo también he sido una niña de fuera, una que soltaba la cartera nada más volver a casa desde la escuela, cogía una manzana golden y una rodaja de pain d'épices y se iba a la calle a jugar. 

Entonces no habíamos guapos ni feos, ni gordos ni flacos, ni altos ni bajos... ni había chicos y chicas , ni se discriminaba a nadie por ser diferente, antes no. No nos fijábamos en eso. Eramos todos iguales, todos críos, y  nos llevábamos bien. Eramos del barrio. Cuidado, eso era casi decir Familia.  

Y todos nos ayudábamos o nos defendíamos unos a los otros si algo pasaba. Ya podía estar haciendo un frío que pela... que cuando llevábamos un rato jugando, terminábamos haciendo una montaña de abrigos sobre aquél banco delante de la tienda de "Monsieur" Jean porque eso sí...el respeto a los mayores era una cosa sagrada. 

Compartíamos merienda, un bocado nada más!. Nos reíamos de cualquier cosa, todo era importante y nada.Y nos despedíamos con pena cuando a las 7 nos llamaban para cenar, aún sabiendo que nos veríamos en la puerta del cole por la mañana, aún sabiendo que volveríamos a quedar para jugar.

Eran tiempos felices.
Era apenas ayer.


11 diciembre 2018

Matices








Nunca espero grandes cosas de los demás, pero sí espero que lo que me den voluntariamente, sea de verdad. No busco la perfección en las personas,  ni me fío de quien se cree perfecto, entre otras cosas porque nadie lo somos. Huyo de vanidosos y egocéntricos, ni me impresionan, ni me atraen. 



A mí me gana una risa clara y espontanea, una llamada a tiempo cuando no es el tiempo. Me pierde un abrazo largo de esos que te estremecen el alma y hacen que sin darte cuenta terminen aflorando las lágrimas a los ojos sin saber porqué. Son esos abrazos que dan un calor especial, sabéis de lo que hablo.



Pequeñas cosas, detalles ínfimos, que hacen que me enamore o desenamore de una persona.