24 enero 2014

Llueve








Llueve… mmmm, un día perfecto. Necesito mojarme, salir y empaparme. Necesito el agua de lluvia como el agua del mar. Me da vida, me impregna de sus olores, me refresca, me encuentro bien cuando camino bajo ella, es una sensación especial la que siento. La lluvia me purifica, hace que respire mejor, mas hondo.

 Todos mis sentidos despiertan. 

Desde pequeña ya me gustaba mojarme, chapotear en los charcos aún sabiendo que cuando llegara a casa, la reprimenda era segura, pero me valía la pena. Olvidar adrede el paraguas en clase o en casa para así tener una buena excusa y ponerme hecha una sopa. Me encantan las pompas que se forman en el suelo cuando llueve fuerte. Una vez, y esto es muy cierto, tendría yo alrededor de siete años, vi caer renacuajos del cielo. Se llenó la calle en cuestión de segundos de pequeñas ranitas, que no paraban de saltar sobre el agua caída.
Y quién ha dicho que un día de lluvia es un día gris…Pero si es el más colorido de todos! Sólo tienes que mirar a tu alrededor y verás lo alegres que resultan los patios de los colegios y las calles con los impermeables o los paraguas que parecen lunares de colores vistiendo toda la ciudad.

Me gusta salir, después de un buen chaparrón, por el campo a buscar caracoles. Oler a tierra mojada, a hierba como recién cortada, oler mi pelo húmedo. Y mirar de vez en cuando al cielo para ser la primera en darme cuenta de que ha salido el arco iris.

¿He dicho ya que me gusta la lluvia?