04 septiembre 2014

Fulares







- Toma, ábrelo.
- Pero... ¿y esto?...
- Es para ti
- Pero si yo nunca uso fular
- Lo vas a necesitar
- ¿yo?
- Sí, para ocultar el chupetón que te voy a dar ahora mismo.
- jajaja, ¿en el cuello?
- Y en la teta.
- ¡miedo me das!

Por culpa de él, me aficioné...  ¡a los fu-la-res!

Desde entonces me acostumbré a usarlos. Tengo muchos muchos fulares y bufandas también. Me tientan, me gustan, y cualquier ocasión es buena para comprarme uno nuevo.
Los dejo esparcidos por cualquier sitio de casa. Te los puedes encontrar colgados del pomo de una puerta, sobre el respaldo de una silla, encima del sofá... Ah! y en el coche, en el bolso, por supuesto en mi cuello... Se distinguen fácilmente porque llevan mi perfume. 

Siempre tengo uno a mano, y es que nunca sabe una cuando los pueda necesitar. 






3 comentarios:

  1. Siempre hay una razón para cada cosa. ;)

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  2. Heimlich7/9/14, 0:01

    Interesante. Yo soy más de lo de la Yerra. Después queda más discretito O_O
    Bonito post Marie ;)
    Un baiser.

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  3. Me encantan los fulares...
    Saludos

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