No es raro encontrarte en la vida con personas a las que se le das bien, muy bien diría yo, hacer de menos a los demás. Piensan que te las pueden dar con queso siempre que quieran, que no te vas a enterar de nada. Como si fueses un palurdo que no ves las cosas ni aún teniéndolas delante de tus narices.
Son esas a las que no les cuesta nada hacerte sentir mal, menospreciando y poniendo en duda tu inteligencia, tu ingenio, pensando que eres corto de entendederas cuando no contestas a lo que te dicen, que no las pillas al vuelo dicen, o eso creen ellas.
Y no se dan cuenta, ellas tan listas que son, que a veces uno se da cuenta todo, lo entiende todo y no se le escapa nada, incluso lo que no puede ver.
No saben que quizá uno no dice nada y hace como que no se entera , por educación o por prudencia, o por no hacerles sentir a ellas que son demasiado sencillas, torpes o tontas, .
No saben que... ni el listo es tan listo, ni el tonto es tan tonto.
Que muchas veces una muestra de inteligencia mayor es... ver, oír y callar.